Señor que lo que quisiste: ¿para que habré nacido?
¿quién me necesitaba?¿quien me había pedido?
¿qué misión me confiaste?¿y por qué me elegiste?
yo, la inútil, la débil, la cansada...? la triste. (...)
Bien sé que todo tiene su objeto y su destino:
Que he venido para algo y para algo vivo.
Que hasta el más vil gusano su destino tiene,
que tu impulso ppalpita en todo lo que viene...
pero... no sé, Dios mío: me parece que a ti
-¡un Dios...!- te hubiera sido fácil pasar sin mí.
Dulce María Loinaz.
1 comentario:
hola
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